Una de las preguntas recurrentes entre mis alumnos se refiere al inglés británico frente al americano.
Les preocupa aprender uno y no ser capaces de defenderse con el otro.
Siempre les explico lo mismo.
Yo, que soy valenciana, puedo comunicarme con un argentino, chileno o mexicano.
Me puede costar entenderlos tanto como a un andaluz o a un gallego con un acento cerrado.
Sin embargo, es cierto que algunas palabras son más propias de unas zonas que de otras, y soy consciente de la peculiaridad del acento de cada país, que a veces nuestro oído tarda un tiempo en asimilar.
Seguramente me cueste un poco de trabajo entender una película mexicana o cubana al principio, por ejemplo.
Pero terminaría acostumbrándome porque, al fin y al cabo, hablamos el mismo idioma.
Algo similar ocurre con la lengua que hablamos en Valencia, Mallorca o Girona, el español de Burgos, Cádiz o Lugo o el francés de París, Toronto o Isla Reunión.
Es siempre mucho más lo que compartimos que lo que nos separa, aunque conviene conocer las principales diferencias y los términos de uso más común en unas y otras regiones.
En algunos casos, las diferencias entre el inglés británico y el americano son meramente ortográficas:
BRIT. AMER.
colour color
centre center
honour honor
analyse analyze
fulfill fulfil
cheque check (sustantivo)
tyre tire
labour labor
favour favor
En otros, se trata de diferencias léxicas:
BRIT. AMER.
biscuit cookie
chemist’s drugstore
chips (french) fries
crisps chips
flat apartment
football soccer
holiday vacation
jumper sweater
the cinema the movies
truck elevator
Por lo que se refiere a la fonética, es característica la pronunciación americana de la grafía “t” como un sonido asimilado a la “r” cuando la “t” se encuentra en mitad de una palabra.
Así, por ejemplo, la pronunciación de water es muy diferente a uno y otro lado del charco, puesto que la “t” se pronuncia como una “r” en inglés americano y la “r” final se pierde en inglés británico.
Por otra parte, en general, el inglés americano hace los sonidos vocálicos más abiertos.
Lo cierto es que hasta hace relativamente poco tiempo muchos materiales didácticos solían centrarse eminentemente en el inglés británico.
En la actualidad, sin embargo, esto ha ido cambiando, y gracias a Internet y a plataformas de pago como Netflix o HBO (y a la influencia de la música procedente de EE.UU.), cada vez estamos más influenciados por el inglés del continente americano.
Incluso los propios ingleses llevan ya tiempo adoptando términos americanos, que consideran más cool y ‘de moda’.